miércoles, 19 de diciembre de 2012


¿Tienen derechos los animales?

 

Hace poco en Twitter alguien decía que los humanos somos muy soberbios por creernos superiores a los animales. 

En realidad, los seres humanos sí somos superiores a los animales, pues tenemos inteligencia racional y autoconciencia, que es la capacidad de darnos cuenta de nuestra existencia, de lo que sentimos y somos. Los animales no razonan, ni pueden pensar sobre sí mismos, por muy avanzada que sea su inteligencia, es una inteligencia animal.

Actualmente hay muchos movimientos y organizaciones que buscan defender los derechos de los animales, pero ¿es que en verdad los animales son titulares de derechos?

Todos sabemos que cada derecho conlleva una responsabilidad, una obligación. Los derechos humanos se derivan de la capacidad de las personas de asumir obligaciones sociales, y solo el ser racional puede ser responsable de sus actos y de sus intenciones, por lo tanto solo los seres racionales son sujetos de moral.

Los animales no toman decisiones, no tienen una mente racional, no pueden asumir responsabilidades. Los animales actúan por instinto, para obtener placer o evitar el dolor, para sobrevivir y continuar su especie. Algunos pueden aprender conductas si les enseñamos, pero son conductas condicionadas y ejecutadas por obtener una recompensa (placer) o evitar un castigo (dolor).

Por lo tanto, los animales no son sujetos morales, pues no pueden autodeterminarse, están determinados por su propia especie, no pueden decidir actuar bien o mal. Los seres humanos elegimos libremente, basados en la evaluación consciente de las alternativas y podemos prever las consecuencias de nuestros actos.

Dice Tibor Machan, filósofo y profesor de ética empresarial en la Universidad Chapman en Orange, California: “Tales derechos se podrían erigir solamente si los animales se convirtieran en agentes morales, pero no lo son”.

Al querer dar derechos a los animales, estamos degradando a los seres humanos, adoptamos una visión reduccionista de la persona humana y nos ponemos en el mismo plano moral que los animales, como si no tuviéramos las facultades superiores (inteligencia y voluntad) que nos distinguen de ellos, como si estuviéramos predeterminados y fuéramos incapaces de actuar de manera diferente a la que el instinto nos dicta. Querer que los animales tengan derechos es otorgarles responsabilidades que no pueden asumir, recordemos que un derecho trae consigo una responsabilidad.

Los seres humanos tienen derechos porque saben por qué hacen lo que hacen, dice el filósofo David S. Oderberg, y son los únicos seres capaces de preguntarse sobre sí mismos y sobre los demás. No hay evidencia de que los simios o ningún otro animal tenga conciencia en el sentido de ser capaz de pensar sobre sus pensamientos, de hacer juicios ni de reflexionar.

Los animales sienten dolor, pero no sufren, el sufrimiento es darse cuenta del dolor que se padece, y esto es propio del hombre, el animal no es consciente de su dolor.

Por todo esto es que se concluye que los animales no tienen derechos, y querérselos dar es una visión reduccionista del ser humano. Demos a cada quien su valor y sus cualidades propias, no hay que atribuir cualidades humanas a los animales por mucho que los queramos, ni rebajar al ser humano al nivel de los animales.

Como seres superiores, pensantes y responsables, nos corresponde administrar, cuidar y ver por los recursos que tenemos a nuestro alcance, incluyendo por supuesto a los animales, esto significa no aprovecharnos de ellos ni tratarlos de manera despiadada. Los animales son muy importantes para el hombre, y muy valiosos, pues nos aportan no solo alimento y vestido, sino compañía, protección, belleza y esparcimiento.

Recordemos siempre lo grande que es el hombre, su valor intrínseco, y las cualidades que tiene, no hagamos caso a quienes pretenden hacernos creer que somos iguales o menos que los animales.