miércoles, 19 de diciembre de 2012


¿Tienen derechos los animales?

 

Hace poco en Twitter alguien decía que los humanos somos muy soberbios por creernos superiores a los animales. 

En realidad, los seres humanos sí somos superiores a los animales, pues tenemos inteligencia racional y autoconciencia, que es la capacidad de darnos cuenta de nuestra existencia, de lo que sentimos y somos. Los animales no razonan, ni pueden pensar sobre sí mismos, por muy avanzada que sea su inteligencia, es una inteligencia animal.

Actualmente hay muchos movimientos y organizaciones que buscan defender los derechos de los animales, pero ¿es que en verdad los animales son titulares de derechos?

Todos sabemos que cada derecho conlleva una responsabilidad, una obligación. Los derechos humanos se derivan de la capacidad de las personas de asumir obligaciones sociales, y solo el ser racional puede ser responsable de sus actos y de sus intenciones, por lo tanto solo los seres racionales son sujetos de moral.

Los animales no toman decisiones, no tienen una mente racional, no pueden asumir responsabilidades. Los animales actúan por instinto, para obtener placer o evitar el dolor, para sobrevivir y continuar su especie. Algunos pueden aprender conductas si les enseñamos, pero son conductas condicionadas y ejecutadas por obtener una recompensa (placer) o evitar un castigo (dolor).

Por lo tanto, los animales no son sujetos morales, pues no pueden autodeterminarse, están determinados por su propia especie, no pueden decidir actuar bien o mal. Los seres humanos elegimos libremente, basados en la evaluación consciente de las alternativas y podemos prever las consecuencias de nuestros actos.

Dice Tibor Machan, filósofo y profesor de ética empresarial en la Universidad Chapman en Orange, California: “Tales derechos se podrían erigir solamente si los animales se convirtieran en agentes morales, pero no lo son”.

Al querer dar derechos a los animales, estamos degradando a los seres humanos, adoptamos una visión reduccionista de la persona humana y nos ponemos en el mismo plano moral que los animales, como si no tuviéramos las facultades superiores (inteligencia y voluntad) que nos distinguen de ellos, como si estuviéramos predeterminados y fuéramos incapaces de actuar de manera diferente a la que el instinto nos dicta. Querer que los animales tengan derechos es otorgarles responsabilidades que no pueden asumir, recordemos que un derecho trae consigo una responsabilidad.

Los seres humanos tienen derechos porque saben por qué hacen lo que hacen, dice el filósofo David S. Oderberg, y son los únicos seres capaces de preguntarse sobre sí mismos y sobre los demás. No hay evidencia de que los simios o ningún otro animal tenga conciencia en el sentido de ser capaz de pensar sobre sus pensamientos, de hacer juicios ni de reflexionar.

Los animales sienten dolor, pero no sufren, el sufrimiento es darse cuenta del dolor que se padece, y esto es propio del hombre, el animal no es consciente de su dolor.

Por todo esto es que se concluye que los animales no tienen derechos, y querérselos dar es una visión reduccionista del ser humano. Demos a cada quien su valor y sus cualidades propias, no hay que atribuir cualidades humanas a los animales por mucho que los queramos, ni rebajar al ser humano al nivel de los animales.

Como seres superiores, pensantes y responsables, nos corresponde administrar, cuidar y ver por los recursos que tenemos a nuestro alcance, incluyendo por supuesto a los animales, esto significa no aprovecharnos de ellos ni tratarlos de manera despiadada. Los animales son muy importantes para el hombre, y muy valiosos, pues nos aportan no solo alimento y vestido, sino compañía, protección, belleza y esparcimiento.

Recordemos siempre lo grande que es el hombre, su valor intrínseco, y las cualidades que tiene, no hagamos caso a quienes pretenden hacernos creer que somos iguales o menos que los animales.

sábado, 9 de abril de 2011

Los hijos de la Tierra.

Acabo de leer el libro 6 y último de la serie Hijos de la Tierra, de Jean M. Auel.
Es la historia de una niña cromagnon que es criada por un clan de neandertales.

Me parece interesantísimo que haya habido dos especies de humanos coexistiendo en tiempo y lugar, y siempre he querido saber cómo vivían y que similitudes y diferencias existían entre ellos, así como por qué se extinguieron los de neandertal.

Estos libros son novelas muy bien documentadas (la autora tardó más de 30 años en completar la serie debido a sus muy amplias investigaciones), sobre la vida hace muchos miles de años, alrededor de 35 mil, durante la era glaciar, en Europa. Era el tiempo de los mamuts, de las grandes manadas de herbívoros, de los leones y osos cavernarios, cuando los cromagnones (ya homo sapiens como nosotros) vivían en cuevas y hacían pinturas rupestres.

Como decía, es la historia de esta niña (Ayla) criada por neandertales y de cómo le cuesta trabajo adaptarse a ser como ellos, que hablan casi todo por señas, y viven en una estructura muy rígida, llena de costumbres y de modos correctos de hacer las cosas. Incluso una teoría de la autora es que se extinguieron por su nula capacidad de cambio, su cerebro era enorme en la parte de la memoria, pero no podían ver hacia el futuro. Cuando Ayla crece, tiene que vivir sola y aprende a domesticar animales, cosa que históricamente al parecer sucedió varios miles de años más tarde, pero no podemos estar seguros, y después conoce a un hombre cromagnon a quien cura pues es una experta curandera y quien le enseña otro modo de vida y la lleva a conocer a gente como ella.
Durante varios años caminan hacia lo que ahora es Francia, conociendo en el camino diferentes comunidades humanas muy interesantes, y cruzando el glaciar hasta llegar al oeste europeo.

Además de que la historia en sí es muy buena, me parece apasionante el modo en que la autora nos transporta y enseña el modo de vida de todos estos antiguos humanos basado en sus investigaciones, en los restos que se han encontrado de esas épocas, en las figuras y pinturas rupestres, pero sobre todo con una gran imaginación no exenta de sentido.
Sería increíble conocer realmente cómo fue la vida entonces, cómo se organizaban las sociedades, qué valores y reglas aplicaban, aunque creo que lo que estos libros proponen no debe estar muy alejado de la realidad.

¿Cómo habrán concebido el mundo los hombres de hace miles de años? ¿Qué explicación darían al sol y la luna, las estaciones, el frío y el calor? Seguramente la magia era la manera más fácil de explicar lo inexplicable.
¿Habrán creído, como estos libros sugieren, en un creador supremo, en este caso creadora?

Mi mamá es antropóloga, y no sé que tanto heredé o que tanto me enseñó el gusto, pero me encanta saber de modos de vida en diferentes países o comunidades, costumbres, diferencias físicas, idiomas, tradiciones, música... creo que en parte por este gusto mío me interesaron tanto estos libros, pero no soy la única, ¡son best sellers a nivel mundial!

¡Qué padre esta mujer que los escribió que pudo dedicarse a investigar lo que claramente para ella es una gran pasión, la prehistoria! Viajó a cuanta caverna con pinturas rupestres pudo visitar, experimentó en unos campamentos donde aprendió modos de supervivencia al estilo prehistórico, entrevistó y se escribió con cuanto científico pudo contactar sobre este período de nuestra historia, aprendió sobre plantas y sus usos, técnicas de caza, expresiones artísiticas, emociones y sentimientos, y escribió estas novelas que bien pueden considerarse tratados sobre la vida de nuestros muy lejanos antepasados, aprovechando el gran don que tiene de imaginar y transportarse a aquellas épocas y a aquellas sociedades que luchaban por sobrevivir y de hacernos vivir con ellos sus alegrías y dificultades. Finalmente no eran tan diferentes a nosotros, dicen que si nos trájeramos a un niño cromagnon a vivir con nuestros hijos sería uno más con la misma inteligencia, las mismas actitudes, la misma aptitud para aprender y comprender el mundo moderno....

lunes, 21 de marzo de 2011

De la vida y de la muerte.

El cuerpo humano no está hecho para vivir más de ochenta y tantos o noventa años ya como mucho, es algo tan efímero que por ahí de los 40 empezamos a tener canas, arrugas, y pequeños achaques. Más o menos la mitad de nuestra vida la pasamos corrigiendo y arreglando desperfectos pequeños o grandes de nuestro cuerpo que ya no funciona como antes.

Los avances de la medicina nos permiten vivir muchos años más de lo que se vivía antes, o más claro aún, de lo que se vive en países con menos facilidades médicas, pero muchas veces estos últimos años robados a la muerte, los pasamos entre tubos, oxígeno, enfermeras, hospitales, cientos de medicinas, dolores, fuertes complicaciones y sustos más o menos frecuentes. ¿Qué calidad de vida es ésta? ¿Por qué tenemos tanto miedo a morir? ¿Por qué queremos que nuestros seres queridos sigan aquí junto a nosotros a costa de todo? Si tanto los amamos, ¿no es mejor dejarlos ir en paz y no torturarlos (y torturarnos) con años de agonía?

Es muy difícil saber poner una raya, un hasta aquí. Es más difícil despedirnos "para siempre" de alguien querido, pero si creemos en Dios y en una vida eterna, debemos confiar en que nos volveremos a ver, y en que esa persona que amamos estará mejor en los brazos de quien es Amor infinito.

Me pregunto cuántas veces pisamos los terrenos de Dios, ¿en verdad El determina el momento de nuestra muerte? ¿O simplemente, como todo lo ve y todo lo sabe, como el tiempo no es para Dios lo que es para nosotros, El sabe de antemano en qué momento y cómo vamos a morir? Esto es una pregunta puramente filosófica.

Si llegas a muy viejo y estás bien de la cabeza, debe ser muy difícil ir dándote cuenta de que no eres el que eras, de que todo te falla y todo te duele, de que pierdes día a día tus capacidades físicas, además de que te vas quedando solo pues tus contemporáneos se mueren uno a uno... y  si no estás bien de la cabeza, peor, porque entonces todos sufren por tí, porque perder capacidades mentales, para mí, es como ir poco a poco dejando de ser persona, es perder lo que te hace ser quien eres, sumergirte en un mundo desconocido que seguramente da miedo, desconcierto. ¡Pido a Dios nos libre de ésto!

Yo, la verdad, preferiría no vivir tantísimos años, pero si así me va a tocar, intentaré copiar la esperanza, la fe y lo positiva de mi querida Pita, mi abuelita que todavía hoy tenemos por aquí rezando por cada uno de los muchos que somos, y enseñándonos a vivir de cara a Dios, aceptando lo que El ha dispuesto para ella, mientras pacientemente espera el momento en que irá al encuentro de su querido Joaquín y de ese Dios que la premiará por su gran bondad.

miércoles, 16 de marzo de 2011

El rey y su discurso.

¡Qué buena película! La disfruté mucho.

Me da mucho gusto que le hayan dado el Oscar por mejor película, pues se demuestra que no es necesaria una superproducción con miles de efectos especiales, es una película bien hecha, con una buena historia y grandes actuaciones.

Siempre son interesantes las películas basadas en hechos de la vida real, y más cuando la historia forma parte de la Historia, pues todo podría haber sido muy diferente si el hermano de Jorge VI no hubiera abdicado para casarse con Wallis Simpson. Otros herederos habría, otra reina actual de Inglaterra, otra historia.

Algo importante es ver cómo los problemas y presiones que tuvo que enfrentar este futuro rey desde niño lo afectaron al grado de causarle tartamudez, y el enfoque que para curarlo usa su "doctor" que sabe que no es un problema mecánico del habla, que hay algo más.
Lo triste es que hasta hoy día hay niños con algún tipo de problema psicológico que se manifiesta en comportamientos o impedimentos como la tartamudez, y que no se les da la atención debida por no detectarlo a tiempo, o porque los papás no quieren darse cuenta o creer que algo afectó a su hijo y lo hace comportarse de determinada manera. Es más fácil para algunos medicarlo que reconocer que algo no están haciendo muy bien como papás.

La actuación de Colin Firth bien es merecedora del Oscar a mejor actor. ¡Qué manera de meterse en el papel! Desde la primera escena te transmite la angustia y terror que le da hablar en público, y exponer su problema ante una nación entera. Lo mejor es como nos hace ver la evolución del rey en su tratamiento, cómo va tomando confianza en sí mismo hasta lograr vencer el temor que ha cargado desde su infancia. Y también Helena Bonham Carter, en el papel secundario pero importante de su esposa, hace una actuación, en mi opinión, muy buena.

Bravo a quienes hacen este tipo de películas donde nos hacen reflexionar, aprender, y sobre todo, motivarnos. Sí podemos superar nuestros problemas, nuestras ataduras, nuestros miedos. Y en esta película me encantó que el final no es triunfalista, me refiero a que la alegría del rey y sus allegados no es presentada de una forma desmedida entre fuegos y centellas, es una alegría íntima, llena de orgullo y de emoción, sin grandes aspavientos, pero así te llega al corazón, te transmite el sentimiento de logro, de que tú también puedes, es cuestión de perseverancia, voluntad y un firme deseo de lograr tus metas un paso a la vez.

También me hace reflexionar en que a veces vale la pena abrir la mente y la actitud, y probar enfoques diferentes, cuántos años llevaba este pobre hombre en tratamientos para curarse, y no es sino hasta que encuentra a este "raro" australiano que consigue desprenderse de lo que venía cargando desde la infancia.

Tal vez la historia podría haber profundizado más en el personaje de Bertie, el futuro rey, pero es consecuente con el modo de ser de la realeza, no hablan de sí mismos y de sus problemas con cualquier plebeyo como el terapista, aunque luego lleguen a ser grandes amigos. Tampoco ahonda en el tema político de ese momento y de la entrada de Inglaterra a la 2a guerra mundial, pero creo que está bien así, pues el tema de la película no es ese.

En resumen, me pareció una película muy bien lograda y muy disfrutable. Aplausos.

lunes, 14 de marzo de 2011

La gente no piensa...

Creo que ese es el gran problema de este país. La gente no piensa en nada más que en sí misma y en su propio interés.
No estamos enseñando a los niños a ponerse en el lugar del otro, a pensar en los demás, a dejar de lado un gusto o necesidad personal por el bien común.

Por ejemplo, vas a un centro comercial y resulta que en los lugares de estacionamiento para discapacitados hay coches sin placas de discapacidad, el dueño ni siquiera es una persona de la tercera edad, o alguien con una pierna enyesada, o una señora muy embarazada, cosas que podrían justificar el uso de ese lugar, no, quien deja su coche ahí es alguien a quien no le importan los demás, o seguramente, que no se ha puesto a pensar en la señora que tiene un hijo discapacitado y que tiene que estacionarse lejos y en lugares más angostos y bajar la silla de ruedas y al niño en un espacio mucho más limitado. Quiero pensar que si estas personas fueran conscientes y pensaran un poco en los demás se estacionarían donde deben, si no, sí estamos muy mal. También son culpables los cuidadores, pues por unos pesos "venden" los lugares a quienes no deben usarlos.

Al ir manejando, hay una cola para dar vuelta a la izquierda y todos los coches se forman, pues no falta el que se cree muy "listo" o merecedor de no sé qué, y se da la vuelta en segunda fila por adelante de los demás. ¿Por qué? Y lo peor es que siempre hay quien lo deje pasar. ¡No deberíamos hacer eso nunca, y tampoco dejar pasar al que se quiere meter en cualquier fila!

¿Y qué tal los que se estacionan en doble fila? ¿Los que se estacionan en las rampas de discapacitados? ¿Los que se van detrás de la ambulancia para ir más rápido?

¡Qué tristeza la falta de civismo! Y peor, que haya gente que se cree mejor que los demás, más valioso, merecedor de privilegios, ¿por qué? Abusar de los demás, aprovecharse y saltarse las reglas, ser prepotente no es ser listo, es ser... muchas cosas que no quiero escribir aquí.

También hay una gran falta de conciencia entre las empresas, por ejemplo, en Santa Fe, ya pusieron lugares para discapacitados frente a cada entrada del centro comercial, y hay una pequeña rampa para subir el escaloncito de la banqueta, pero ¡oh sorpresa, abres la puerta y hay 7 escalones! ¿Por qué? ¿Por qué no poner rampa en todas las entradas? Resulta que llegas con tu bebé y tu carreola, la armas, lo sientas, lo amarras, llegas... y no puedes entrar a menos que un alma caritativa (que tampoco hay tantas) te ayude a cargar la carreola, si no, tienes que subir o bajar en el elevador del estacionamiento, entrar por otro piso, y por dentro caminar y volver a subir o bajar para llegar a donde querías ir, imagínense un verdadero discapacitado hacer todo esto en silla de ruedas, tan fácil que sería poner una rampa en cada entrada.

Hay que ser amables, hay que pensar en los demás siempre, ayudar en lo que podamos, dejar pasar a quien va a cruzar la calle, con el coche, pasar uno y uno en los cruces, no estorbar a los demás, si vas despacio y otro viene más rápido, ¿por qué no dejarlo ir? No sabemos por qué tiene prisa, si tiene una emergencia, ¿para qué estorbar?
No dejar el carrito del super a medio pasillo, no dejar el coche en doble fila, no meterte a la caja de sólo 10 artículos si traes más, pensemos en los demás. No nos pasemos el alto, ¡pongamos las direccionales!

Pongámonos en los zapatos de los demás, no hagamos lo que no nos gusta que nos hagan, respetemos las reglas civiles y de tránsito, enseñemos a nuestros niños a hacerlo.

Y sobre todo, sigamos la regla de Dios: ama a tu prójimo como a tí mismo.

jueves, 10 de marzo de 2011

Una aldea moderna.

Se dice por ahí que se necesita una aldea para criar un niño, refiriéndose a que antes los niños eran un poco de todos, en los pueblos, en las aldeas, desde la prehistoria, toda la comunidad se hacía cargo de los niños, de su cuidado y educación.

La vida moderna nos ha vuelto más individualistas, las casas unifamiliares, la inseguridad, el anonimato de las grandes ciudades, incluso la distancia física o en tiempo de traslado a casa de los abuelos o tíos, todo ha contribuído en que a los niños se les eduque de una manera más aislada.

A la hora de educar a los hijos, o al tener algún problemita o problemota con ellos, siempre es de agradecer la experiencia de quien ya pasó por eso por tener hijos más grandes, o la sabiduría de quien a través de los años ha sacado conclusiones, experimentado formas de hacer las cosas o simplemente observado cómo se han desarrollado problemáticas que generaciones y generaciones de familias han superado.

Sin embargo, aunque no vivamos en pequeñas aldeas, las familias, y más específicamente las mamás, nos agrupamos y reunimos con otras con principios e intereses afines, y nos apoyamos de dos maneras principalmente: hablando y ayudándonos en el día a día.

Platicar de los hijos con las amigas siempre es bueno. Por un lado, como en cualquier tema, con sólo decir algo lo ves de otra manera y te liberas un poco, y por otro, te das cuenta de que todas pasamos por lo mismo, los hijos de una y otra viven cosas muy parecidas en edades similares, y siempre se reciben buenos consejos.
Por otro lado, es de agradecer la ayuda diaria, el que tengas una amiga que pueda llevar a tu hijo al partido, recibirlo a comer cuando tú tienes algo con otro hijo, quien te preste alguna cosa que necesitan para la escuela, quien esté pendiente de tí y tu familia, quien te eche porras y te diga que no lo estás haciendo tan mal...

Y en esta pequeña aldea de abuelas, tías, mamás, hermanas y amigas, sobre todo entre las amigas, tenemos hoy un nuevo elemento inesperado: ¡la blackberry!

Creada para negocios, es la mejor herramienta de una mamá moderna: no sólo hablas por teléfono, estás en contacto con tu marido, puedes llevar ahí tu agenda y tus contactos, recibes en ella mails con las circulares del colegio, los avisos de los partidos, noticias, convocatorias a eventos, pero lo mejor de lo mejor es el BBM (Blackberry Messenger) y los grupos que en él puedes crear. ¡Ahí está nuestra nueva aldea tecnológica!
Y seguramente los señores serios y formales que inventaron esta herramienta no se imaginaron que a través de ella se comentarían todo tipo de asuntos que interesan a una señora con hijos en el kinder, por eso me gusta el anuncio donde primero unos ejecutivos trajeados y serios cantan ser muy exclusivos y luego resulta que todo tipo de gente usa blackberry.
En los grupos de chat nos apoyamos, nos echamos porras, nos alegramos por los éxitos y logros de las demás, nos enteramos de eventos, de enfermedades y problemas, nos contamos chistes, nos pasamos recetas, nos hacemos más amigas.

Hay que aprovechar las herramientas que nos da la modernidad para el crecimiento personal y familiar, es padre estar conectados en tiempo real y saber que si lanzas un S.O.S. siempre habrá alguien que te tienda la mano.

Gracias, señores científicos y tecnológicos o quienes sean los que nos pusieron en las manos los teléfonos inteligentes, gracias por hacernos tener a las amigas al alcance de un botón.

lunes, 7 de marzo de 2011

Déjenme.... si estoy durmiendo.

Hace algunos años un grupo regio cantaba "¡Déjenmeeeee si estoy llorando...!"
Yo he cambiado ligeramente la letra de esa canción pues aunque como ellos bien dicen llorar hace bien al alma, dormir hace bien al cuerpo, a la mente y al alma también.

Mi papá siempre me dijo que cuando uno tiene hijos no vuelve a dormir bien, y veo que así es por muchas razones, pero no son sólo los hijos, son preocupaciones varias las que hacen que el sueño se nos vuelva ligero, o que el insomnio nos ataque. Pero lo que de verdad me molesta es que me despierten ya sea a media noche o en la mañana. Claro, cuando me despiertan mis hijos por tener pesadillas o sentirse mal, no me molesta para nada, pero que alguien decida que ya es hora de que me despierte cuando no hay pendientes, eso sí no me gusta. Sufro en las mañanas por tener que despertar a mis hijos para irse a la escuela, cuido el sueño de quien sea por todos los medios posibles, y disfruto mucho cuando puedo despertarme cuando terminé de dormir, no cuando sonó el despertador.

Pero más allá de mis gustos y disgustos, lo cierto es que dormir bien es importantísimo para el ser humano en todos sus niveles. El descanso es indispensable para el buen funcionamiento y la salud. En los niños es clarísimo, cuando no duermen lo suficiente, están de mal humor, demasiado inquietos, berrinchudos, en resumen insoportables. Y nosotros los adultos también, cuando nos sentimos cansados no funcionamos igual que otros días, no tenemos paciencia y estamos de malas.

Hace unos días ví un documental en la tele sobre una enfermedad horrible donde los pacientes simplemente no se pueden dormir. Es una condición genética que se desarrolla en cualquier momento de la vida, en la que cada vez duermen menos y les cuesta más y más trabajo conciliar el sueño, ni con ayuda de somníferos, van perdiendo el control de sus vidas hasta que se mueren por no descansar. Esto es un caso extremo, pero realmente es importante el descanso.

Sólo consiguiendo las horas necesarias de sueño profundo se activan funciones de reparación y mantenimiento del cuerpo, además del aprendizaje, el procesamiento de lo vivido y aprendido durante el día, la solución a algunas cosas, es como un reseteo al sistema para que todas las aplicaciones carguen correctamente y puedan funcionar como es debido.
La hormona del crecimiento, por ejemplo, sólo se activa cuando se lleva cierto tiempo de sueño profundo (no pude encontrar hoy el dato exacto), y así otras muchas funciones.

Algo que me parece realmente preocupante es la falta de sueño en los niños. Actualmente la escuela empieza más temprano que antes, ahora las primarias entran a las 7:30 am, y con la imposición de los camiones de escuela, los niños se tienen que levantar mucho antes para luego pasarse más de media hora dando vueltas en el camión, esto sumado a las múltiples actividades vespertinas, tareas y demás, está ocasionando que no duerman las horas que deberían, y esto les trae luego problemas de cansancio que terminan en mal humor, baja del rendimiento escolar, problemas de conducta. Un niño pequeño, digamos de primero de primaria (6 años cumplidos para entrar) que se levanta a las 6:30 de la mañana, debería estar en la cama a las 7:30 para dormir 11 horas, que sería lo óptimo para su edad. ¿Cuántos hay que se duermen a esa hora? Tristemente no muchos, y nadie parece preocuparse por esto ni darse cuenta de que sus hijos necesitan dormir más.

¿Y nosotros? ¿Dormimos lo suficiente? Yo creo que no, y vivimos cansados, estresados, preocupados y cuando por fin se acaba el día y nos vamos a la cama, nos llevamos los problemas con nosotros y claro, viene el insomnio.

Los invito a buscar una buena noche de sueño por lo menos una vez a la semana, irse a la cama a buena hora, leer un libro un ratito, dejar fuera de la cama las preocupaciones y problemas, total, a las 4 de la mañana no los vamos a resolver, además en la noche todo se ve más negro, más grave... no, no cavilemos ni le demos mil vueltas a las cosas durante la noche.
Procurar relajarnos antes de dormir, respirar hondo, imaginarnos cómo dejamos nuestros pendientes fuera de nuestro cuarto, en una caja imaginaria de la que hasta puede que se escapen algunos en la noche y ya no sean problemas al despertar. Y si a media noche te despiertas por cualquier razón... no caigas en la tentación de prender la blackberry ni la tele, no prendas la luz, date la vuelta y procura poner la mente en blanco, o reza para no pensar en todo lo demás. Yo te aseguro que si duermes bien, tu cabeza podrá resolver mejor y más eficientemente los problemas en la mañana.

Yo creo que si alguien está dormido es porque lo necesita, ¿o no?

Por ahora me despido, me voy a dormir, descansen y disfruten sus sueños, y déjenme, si estoy dormida.