¿Tienen derechos los
animales?
Hace poco en Twitter alguien decía que los
humanos somos muy soberbios por creernos superiores a los animales.
En realidad, los seres humanos sí somos
superiores a los animales, pues tenemos inteligencia racional y autoconciencia,
que es la capacidad de darnos cuenta de nuestra existencia, de lo que sentimos
y somos. Los animales no razonan, ni pueden pensar sobre sí mismos, por muy
avanzada que sea su inteligencia, es una inteligencia animal.
Actualmente hay muchos movimientos y
organizaciones que buscan defender los derechos de los animales, pero ¿es que
en verdad los animales son titulares de derechos?
Todos sabemos que cada derecho conlleva una responsabilidad,
una obligación. Los derechos humanos se derivan de la capacidad de las personas
de asumir obligaciones sociales, y solo el ser racional puede ser responsable de
sus actos y de sus intenciones, por lo tanto solo los seres racionales son
sujetos de moral.
Los animales no toman decisiones, no tienen
una mente racional, no pueden asumir responsabilidades. Los animales actúan por
instinto, para obtener placer o evitar el dolor, para sobrevivir y continuar su
especie. Algunos pueden aprender conductas si les enseñamos, pero son conductas
condicionadas y ejecutadas por obtener una recompensa (placer) o evitar un
castigo (dolor).
Por lo tanto, los animales no son sujetos
morales, pues no pueden autodeterminarse, están determinados por su propia
especie, no pueden decidir actuar bien o mal. Los seres humanos elegimos
libremente, basados en la evaluación consciente de las alternativas y podemos
prever las consecuencias de nuestros actos.
Dice Tibor Machan, filósofo y profesor de
ética empresarial en la Universidad Chapman en Orange, California: “Tales
derechos se podrían erigir solamente si los animales se convirtieran en agentes
morales, pero no lo son”.
Al querer dar derechos a los animales,
estamos degradando a los seres humanos, adoptamos una visión reduccionista de
la persona humana y nos ponemos en el mismo plano moral que los animales, como
si no tuviéramos las facultades superiores (inteligencia y voluntad) que nos
distinguen de ellos, como si estuviéramos predeterminados y fuéramos incapaces
de actuar de manera diferente a la que el instinto nos dicta. Querer que los
animales tengan derechos es otorgarles responsabilidades que no pueden asumir,
recordemos que un derecho trae consigo una responsabilidad.
Los seres humanos tienen derechos porque
saben por qué hacen lo que hacen, dice el filósofo David S. Oderberg, y son los
únicos seres capaces de preguntarse sobre sí mismos y sobre los demás. No hay
evidencia de que los simios o ningún otro animal tenga conciencia en el sentido
de ser capaz de pensar sobre sus pensamientos, de hacer juicios ni de
reflexionar.
Los animales sienten dolor, pero no sufren,
el sufrimiento es darse cuenta del dolor que se padece, y esto es propio del
hombre, el animal no es consciente de su dolor.
Por todo esto es que se concluye que los
animales no tienen derechos, y querérselos dar es una visión reduccionista del
ser humano. Demos a cada quien su valor y sus cualidades propias, no hay que
atribuir cualidades humanas a los animales por mucho que los queramos, ni
rebajar al ser humano al nivel de los animales.
Como seres superiores, pensantes y responsables,
nos corresponde administrar, cuidar y ver por los recursos que tenemos a
nuestro alcance, incluyendo por supuesto a los animales, esto significa no aprovecharnos
de ellos ni tratarlos de manera despiadada. Los animales son muy importantes
para el hombre, y muy valiosos, pues nos aportan no solo alimento y vestido, sino
compañía, protección, belleza y esparcimiento.
Recordemos siempre lo grande que es el hombre,
su valor intrínseco, y las cualidades que tiene, no hagamos caso a quienes
pretenden hacernos creer que somos iguales o menos que los animales.